La última palabra

¿Qué opinión tiene Dios de ti…? ¿La que te imaginas, o la que le corresponde a él como tu Salvador?

Zacarías 3 nos presenta una escena conmovedora. Satanás acusa al sumo sacerdote, Josué, de sus pecados. No estaba equivocado, sus propias vestimentas “viles” (v. 3) reflejan que las palabra del acusador eran acertadas. Sin embargo, el ángel de Jehová, reprende a Satanás y vindica a Josué, lo hace digno, y le cambia sus vestimentas.

Dos opiniones diferentes, dos descripciones opuestas; en ningún momento se negó la realidad moral de Josué, pero la última palabra la tiene Dios. El apóstol Pablo escribió:

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).

Interceder es una actividad oral: hablar bien en favor de otra persona. Es lo que Dios hizo en favor de Josué (Zac. 3) y lo que hace hasta el día de hoy por nosotros.

Cristo no desconoce nuestra vida imperfecta, pero habla favorablemente de nosotros ante su Padre, en virtud de lo que él logró en la cruz por nosotros. La solución de Cristo, la que toda la Deidad ideó para nuestra redención es definitiva; él tiene la última palabra.

Cada vez que nuestros sentimientos, nuestra inseguridad sobre el perdón; cada vez que creemos que la salvación se escurre entre nuestras manos… escuchemos cómo Dios nos habla sobre lo que él ve en nosotros por medio del accionar de su gracia.

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (1 Corintios 13:12).

Estamos en medio de un proceso de santificación. Todavía podemos tropezar, pero nos volvemos a levantar. Resulta inspirador saber que Dios nos mira y nos conoce como un resultado consumado por su gracia. No es nuestra realidad actual, pero la será, y pronto. porqué así nos lo dice. Su palabra es final y definitiva.